Pregúntale a cualquier persona que tenga un perro como mascota y te dirá lo mismo: tener un perro es algo hermoso y vale la pena. Es invitar a un amigo incondicional a vivir contigo y disfrutar de su compañía y su sabiduría, sí, aunque estemos hablando de un animal, y aunque a veces ese animal tiene comportamientos salvajes y que requieren educación, somos nosotros los que tenemos todavía mucho que aprender.
1. Las
acciones dicen más que mil palabras.
Por desgracia los perros no pueden hablar, pero no significa que no puedan comunicarse. Una cola sacudiéndose o una mirada profunda en tus ojos te dirán todo lo que necesitas saber. Si la comunicación sutil no es tu fuerte, ellos encontrarán una manera más expresiva para hacer llegar su punto (o sea, harán alguna travesura para atraer tu atención). ¿Te has sentido triste y deprimido? Tu perro no necesita hacer más que acercarse y acurrucarse en tus piernas para hacerte sentir bien. ¿Acaso necesitas de algo más?
Por desgracia los perros no pueden hablar, pero no significa que no puedan comunicarse. Una cola sacudiéndose o una mirada profunda en tus ojos te dirán todo lo que necesitas saber. Si la comunicación sutil no es tu fuerte, ellos encontrarán una manera más expresiva para hacer llegar su punto (o sea, harán alguna travesura para atraer tu atención). ¿Te has sentido triste y deprimido? Tu perro no necesita hacer más que acercarse y acurrucarse en tus piernas para hacerte sentir bien. ¿Acaso necesitas de algo más?
2. Sigue tus instintos.
Si te
sientes nervioso, entusiasmado, o algo te aterra, sé valiente, déjalo salir,
actúa rápido y concentrado. Igual que tu perro hace. Las personas se inclinan
por suprimir sus instintos por usar el raciocinio, pero los perros no se
preocupan por eso. El entusiasmo por vivir la vida al máximo es algo que hemos
perdido paulatinamente. Tu perro nunca se ha dejado llevar por las
trivialidades de su existencia, ¿por qué nosotros sí?, ¿qué ganamos con ello?
3. Nunca te subestimes.
Contrario a
nosotros los humanos, los perros no temen a la vergüenza de fallar una y otra
vez. Tienen una confianza ciega en sí mismos y esta seguridad, aunque a
veces parece arrogante y equivocada, es lo que ha mantenido a nuestros amigos
caninos persiguiendo gatos, ardillas, palos y pelotas sin cesar, lamiendo
platos con comida, haciendo travesuras, persiguiendo sus sueños sin agotarse.
4. El secreto está en los pequeños detalles.
Nosotros los
humanos solemos complicar las cosas más simples, los perros, por el contrario,
son todo lo contrario. Son esas pequeñas cosas que ellos admiran lo que los
hace tan encantadores, ¿dormir hasta tarde, salir de paseo, admirar el pasaje,
hacer ejercicio,
comer saludablemente, querer y proteger a mi familia? ¡Adelante! La vida no
puede ser mejor.
5. Ama incondicionalmente.
Los humanos
solemos tener sentimientos de odio por cosas tan mínimas. Podemos aprender a
los perros, que a pesar de que un día nos hayamos olvidado de sacarlo a pasear,
o nos sintamos cansados para hacerlo, ellos seguirán amándonos con la misma
intensidad que cuando los vimos